martes, 3 de mayo de 2016

Trances y baladas tristes (III)

Entonces tu Luna me lleva de la mano
hasta allí, hasta aquel lugar,
donde sabernos eternos, de estreno, a tientas,
hasta aquel lugar, hasta allí,
allí dónde,
allí donde sólo hablo yo
y acabo echándome las culpas.
Allí donde entras
y mueves y despiertas
lo que creí que dormía.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Respóndeme hasta el último grito.
Entonces yo reúno en el puño de las musas
toda mi breve fisonomía.
Ábreme el pecho
mira qué ruinas.
Aquí vienen a dar todos los vientos,
todos.
Ven que te descosa las derrotas
deja que te arranque
mientras me extiendo sobre tu campo de magnolias
-acción heroica o paranoica-
oh musa, todas tus preguntas
marejada, viento, camarada
musa;
tan lejana
tan buscada
tan callada.


(Te he encontrado).

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